Con la ayuda de densidades lumínicas crecientes se conduce a los visitantes a la entrada del edificio.
Se recibe al visitante en una amplia plaza a la cual se accede atravesando un pequeño parque. Los vehículos solo pueden detenerse brevemente en el acceso para que puedan subir y bajar los visitantes. El parque está delimitado por luminarias de balizamiento de radiación libre cuya luz permite reconocer bien las caras en el camino peatonal. Al mismo tiempo, los conductores pueden distinguir bien a los peatones. La plaza delante del edificio histórico está iluminada por medio de módulos de iluminación. Estos estructuran la superficie. El acceso al edificio tiene lugar por unas amplias escaleras en cuyos bordes laterales están instaladas unas luminarias de pared empotrables.
La zona de entrada acoge al visitante con unas arcadas cuyas columnas se resaltan con proyectores empotrables en el suelo. Dentro de esta zona cubierta se utilizan luminarias de techo de radiación libre. En el tejado de las arcadas, unos proyectores de superficie realzan las partes superiores de la fachada del edificio. El nivel de iluminación aumenta gradualmente en dirección a la entrada. Empezando por la densidad lumínica más baja de las luminarias de balizamiento en el borde del parque, el nivel va aumentando hacia la calle hasta 1 : 2, continúa en la plaza con 1 : 2 : 3 hasta la escalera 1 : 2 : 3 : 5. Directamente junto a la entrada se alcanza una densidad lumínica 15 veces superior a la de la posición inicial, es decir, 1 : 2 : 3 : 5 : 15.
a) Entrada Densidad lumínica 15 veces superior b) Escalera Densidad lumínica 5 veces superior c) Zona de la plaza Densidad lumínica 3 veces superior d) Acceso de vehículos Densidad lumínica doble e) Parque contiguo Densidad lumínica simple
A vista de pájaro se distinguen las relaciones entre las densidades lumínicas. El valor de luminancia más bajo se define con 1. De esta manera se obtiene una relación de 1 : 2 : 3 : 5 : 15.
Con la ayuda de los ejemplos indicados se muestran posibles distribuciones de la densidad lumínica. Desde la zona más oscura hasta la más clara, hay algunas diferencias extremas. En consecuencia, la luz se percibe como agradable. ¿Por qué? En el edificio para eventos (ejemplo 1), la entrada representa el punto más luminoso. Para el visitante que está llegando, la densidad lumínica va aumentado paulatinamente hacia allí. Toda la situación se puede abarcar completamente de un vistazo. Estos factores transmiten una sensación de seguridad. Las condiciones espaciales se perciben bien y están claramente estructuradas por la luz. El aumento de las densidades lumínicas indica el camino hacia el evento. Los visitantes se pueden orientar fácilmente y se sienten a gusto.
En la estación (ejemplo 2) es importante crear transiciones suaves entre las densidades lumínicas. Muchos viajeros tienen prisa. La información sobre las conexiones de trenes es prioritaria. Unas condiciones de luz con fuertes contrastes resultarían molestas. En este caso, se prescinde en gran parte del arco de tensión en la iluminación. Una ligera acentuación de determinadas zonas mediante el aumento de la densidad lumínica se emplea en el mostrador de información y en las galerías comerciales. En conjunto, la luz en la estación se ve uniforme y transmite calma visual. La vista apenas necesita adaptarse.
En cambio, la iluminación en la tienda exclusiva (ejemplo 3) está acentuada y llena de tensión. Los fuertes contrastes dirigen la atención directamente a la presentación del género. A pesar de estas diferencias de la intensidad lumínica, los clientes perciben la luz como agradable. También en este caso, toda la situación se comprende rápidamente.
Dentro del campo visual humano se producen unos contrastes de claro y oscuro muy fuertes. Estos contrastes se suman aparentemente a un valor medio, ya que no causan la fatiga rápida de la vista. Si los ojos se vieran expuestos alternativamente a unos contrastes tan pronunciados, el trabajo de adaptación sería inmenso. Por lo tanto, si una situación de iluminación se puede comprender a primera vista, los saltos en la distribución de la densidad lumínica se pueden utilizar de manera conveniente. Esto permite crear un arco de tensión con la luz y guiar y acompañar a las personas.
Si una estancia está iluminada por completo con una determinada densidad lumínica y llena con su dimensión el campo visual completo de las personas, la transición hacia una zona con una iluminación de mayor o menor intensidad debería realizarse de forma paulatina. De esta manera, el ojo se puede adaptar fácilmente a los cambios en las condiciones de luz sin cansarse. En este caso, los saltos entre densidades lumínicas muy diferentes causarían deslumbramiento y cansarían rápidamente. Una buena puesta en escena lumínica contribuye de manera determinante a nuestro bienestar y lleva a menudo al éxito comercial. En última instancia, el diseñador de la iluminación debería decidir in situ qué luz es la más conveniente en cada situación.